Desde que Cristina, antes de cumplir el año, empezó a interesarse por el iPad me dediqué a buscar toda clase de artículos que hablaran sobre los efectos que éste tiene en la mente infantil (What happens when toddlers zone out with an iPad, Is it okay to let your toddler play with an iPad?, iPad apps and screen time for kids: learning or babysitting?, entre muchos otros).
En realidad no encontré muchas respuestas a mis dudas, pues efectivamente, el iPad es un aparato muy diferente a la televisión y a la computadora; primero, porque es interactivo, y segundo, por su interfase tan sencilla que bebés de poco más de un año pueden manejarla perfectamente. Así es que como es tan joven no hay datos ni experimentos confiables que puedan demostrar cómo afectan el desarrollo de los pequeños. En resumen, Cristina es de la generación de los conejillos de indias del iPad.
De ver pasivamente los apps para bebés que teníamos en la tableta, Cristina empezó a pedirme que quitara la clave de mi iPhone para que ella pudiera usarlo. Luego me sorprendió viendo ella sola un app de lenguaje de señas para bebé e intentado imitar una de ellas. Un día me dí cuenta que podía perfectamente llegar a YouTube y navegar por videos de su interés, después vi que sabía llegar a Netflix y poner Timmy, su caricatura favorita. Mas tarde, mi sorpresa se hizo más grande cuando después de decir ma-má, pa-pá, aaaagua, y má (más), vino aiiiiiiiiiPad.
Después de pensar unas cuantas semanas que Cristina tenía una conexión especial con esta tableta, me dí cuenta que no está sola pues una de sus amiguitas más cercanas, sólo unos días más joven que ella, también cuenta con esta palabra en su corto vocabulario de bebé de año y medio.
Sí, lo acepto, el que Cristina se entretenga con el iPad nos permite hacer muchas cosas a todos. Ahora que estuve en Nueva York con ella sola, ambas empezábamos nuestro día frente a una pantalla. Mientras yo trabajaba, Cristina empezaba toda una ronda de aprendizaje. Veía videos de Plaza Sésamo, unos de sus favoritos es en mandarín. Luego pasaba a una serie de canciones infantiles que repasan el abecedario, los colores, los nombres de los animales, los sonidos de éstos, entre varias cosas más. Después abría Buenas Noches, una aplicación que es de las más hermosas, didácticas y entretenidas que he visto y que le encantan. Y bueno, todo lo hacía de manera independiente, tomando sus propias decisiones y guiándose por su curiosidad.
De repente había videos que la obsesionaban y que repetía una y otra vez como el de Elmo en mandarín, o toda una serie de versiones de la canción de Itsy Bitsy Spider, la cual aprendió en una de las clases a las que la llevo con más niños.
En resumen, el uso del iPad, a mi parecer, no se ve tan malo como muchos podrían pensar. Sin embargo, me queda claro que como todo debe tener sus reglas, control y moderarse de alguna manera.
Si bien es cierto que en mi casa la televisión es un objeto en desuso, mi marido y yo pasamos laaaargas horas del día sentados frente a una pantalla. Ni mencionar que nuestros teléfonos celulares se han vuelto en casi una extensión de nuestro brazo derecho. Ambos trabajamos y tenemos el estilo de vida que tenemos gracias a estas maravillas tecnológicas, así es que lejos de ser satanizadas en nuestro hogar, son promovidas.
No cabe duda que nuestro gran reto es limitar el uso de éstos, promover salidas de casa sin aparatos, evitar el uso de ellos cuando se está con más gente en un ambiente social, tener claro para qué se usan y muchas reglas más que podría seguir ennumerando, y que seguramente algún día tendré que poner por escrito.
En lo personal, a mí me ilusiona la gran cantidad de conocimiento al cual Cristina a su corta edad tiene ya acceso y el cual puede explorar siguiendo su propia curiosidad e intuición.
Me pongo a pensar en mi propia infancia, en la que la cantidad de libros al cual tenía acceso era bastante limitada o a los dos canales de televisión abierta con los que crecí. Sí, si bien los niños de hoy tienen más a la mano información que muchos papás no quisiéramos que descubrieran, también es cierto que tienen una infinidad de información para enriquecer su mente y hacerlos seres humanos más sabios.
No por nada Isaac Asimov predijo hace 25 años los efectos que tendría el Internet en el aprendizaje humano. Les recomiendo que vean esta entrevista con él, una de las más fascinantes que me ha tocado ver en mis cuatro décadas de vida. Sí, gracias a la existencia del Internet y YouTube.
Reader Comments
[…] Ma-má, Pa-pá, aaaaaagua, má… ¡aiiiiipad! […]