
Esta semana, viendo la taquillera película mexicana Nosotros Los Noble, mi marido y yo nos encontramos con los extras del DVD en donde el personaje de Bárbara Noble hace una genial interpretación-sátira-video tutorial en donde muestra cómo tomarse una fotografía para las redes sociales, ya popularmente conocida como selfie (de la palabra self en inglés, que quiere decir uno mismo).
Si bien, este video nos hizo carcajearnos y me recordó otro en donde se hace una parodia del Instagram, lo cierto es que este mundo ha cambiado muy rápido en los últimos 10, o más bien 5 años, y el saberse comunicar bien en las redes sociales, entiéndase de manera escrita, con fotografías y video, no es una cuestión de chiste.
Para quienes nos formamos profesionalmente en un mundo en donde el papel era la herramienta más accesible de comunicación, el incursionar de un día a otro al mundo de las imágenes digitales, en el que la fotografía y el video viene a ser casi la misma cosa, ha sido una especie de revolución mental, en la cual desgraciadamente muchos de nuestros contemporáneos se han quedado en el camino.
“Ya ahora es mucho más importante tomar video que fotografías”, me comentaba en el 2010 la experta fotógrafa María Valentino, quien se ha dedicado a retratar las pasarelas más importantes del mundo desde hace décadas. Y es que sí, del video, que cada vez es de mejor cálidad, se pueden sacar fácilmente los stills equivalentes a una fotografía, y tener ambas cosas a la vez.
Ya desde el 2010 los eventos de alfombra roja, al menos en Nueva York, ya le deban clara preferencia a los videoreporteros, que a los que simplemente llevaban una cámara fotógrafica, ni se diga a los que llevaban sólo su grabadorcita o papel y lápiz para anotar. Ésos prácticamente ya ni siquiera llegaban a obtener un lugar a lo largo de esa larga o corta alfombra.
¿Por qué? Porque el video es sumamente poderoso. De él se pueden sacar las fotografías y mucho del texto que necesita un reportero para escribir una nota. ¿Para qué mandar a un reportero a un evento de alfombra roja a que sólo escriba sus impresiones si se puede fácilmente tener acceso a una cámara de video y sacar de ahí prácticamente todo?
La gente de relaciones públicas ya lo sabía, y prefería dar acceso a alguien que fuera a publicar un video, que después muchos otros medios verían, y escribirían sobre él.
Y bueno, así como en los medios el video se ha democratizado, para el ciudadano común y corriente también, que prácticamente puede acceder a él en cualquier momento a través de su teléfono celular, y hasta tener su propio canal de YouTube.
Todo esto lo tenía muy claro en mi mente, hasta que hace poco hablé con una persona muy cercana a mí que se encuentra buscando trabajo y me dijo que en la cadena de restaurantes Chipotle le habían hecho una entrevista ¡en video!, para un puesto ejecutivo.
No, no se trataba de una entrevista en tiempo real en Skype, con un interlocutor del otro lado de la pantalla. Según me contó, porque yo no he tenido aún la experiencia. Tuvo que presentarse, contestar algunas preguntas y dejarlas grabadas mediante la cámara de su computadora, iPad o iPhone (no sé qué usó), y de ahí mandar su video para que alguien en algún otro lugar y momento del ciberespacio lo revisara.
Esta persona que no trabaja en los medios, que es sumamente seria y profesional en lo que hace, que tiene muchísima experiencia, pero que no es asidua usuaria de los medios sociales y mucho menos del video, este tipo de entrevista lo dejó en shock (bueno, a mí también cuando me contó).
Fue aquí cuando recordé mis primeras incursiones en televisión, en la que después de venir de un medio impreso, en el que el único rastro personal que quedaba registrado en público era una línea con mi nombre, me daba una pena y un estrés tremendo pararme frente a una cámara. Sin embargo, ése era el trabajo que seguía en mi carrera, en la que dentro de mis funciones de productora ejecutiva también se incluía presentar la cápsula noticiosa.
[Puedes ver mi transición del print al video, en el blog con mi trabajo profesional que tengo]
Como mis jefes se dieron cuenta que el pararme frente a una cámara no era mi fuerte, decidieron mandarme a unos días de capacitación con Anna Silvetti, excelente actriz y maestra, que fue quien me inyectó la primera seguridad que necesitaba para con toda autoridad asumir mi nuevo rol y tomar el control de mi propia imagen y voz, así como también me enseñó trucos básicos de iluminación, dicción y maquillaje, para poder sacar lo mejor de mí ante la cámara.
Si bien, no todo mundo tiene la gran oportunidad y experiencia que yo tuve de estar frente a un noticiero que se transmitía a nivel nacional de lunes a viernes, ni la gran suerte de contar con una maestra de esta envergadura, lo cierto es que nadie, absolutamente nadie, que quiera sobresalir en algún momento en su ámbito profesional en un futuro ya muy cercano se va a librar de verse expuesto a registrar su imagen, no sólo en fotografía, sino también en video. Y para esto hay que estar preparados.
Aunque nos den risa los consejos de Bárbara Noble o nos burlemos del obsesivo postear imágenes en Instagram de la parodia del principio, lo cierto es que en esta nueva generación digital no sólo somos evaluados por la calidad de nuestro trabajo, sino por cómo nos presentamos a nosotros mismos ante el mundo digitalmente.
Y sí, eso significa tener y construir una personalidad no sólo en el mundo real, sino también en el virtual. Nuestros hijos lo sabrán hacer naturalmente, pero nosotros tenemos que aprenderlo.
Reader Comments
Muy bueno!!!!
Felicia Yesari / fyesari@post.harvard.edu / p: 212 751 3147 c: 917 378 7385
¡Gracias, Felicia! Tú siempre dándome ánimos 🙂
Ana esta genial
¡Gracias, tía! Besos a todos hasta Monterrey. 🙂