Cristina sorprendida viendo una escultura con forma de un enorme pastel.
Para quienes habitamos en Miami y nos gustan todo tipo de expresiones artísticas, que van desde el arte contemporáneo hasta el diseño, la primera semana de diciembre es una de las más esperadas del año.
Y es que no importa qué tanto te involucres en la grandísima feria Art Basel, o en cualquiera de las muchas otras que ocurren de manera paralela, esa semana la ciudad se vuelve la capital internacional del arte y es imposible ignorar lo que está pasando a nuestro alrededor.
En esta ocasión decidí que nada me iba a detener y opté por ir aunque fuera un rato a disfrutar de Art Basel con Cristina. Mi gran sorpresa fue que pasamos casi cuatro horas súper divertidas en un evento que jamás pensé que fuera tan llevadero para ir con pequeños.
Si el año que entra piensan ir con sus niños, aquí les dejo varias recomendaciones a partir de esta maravillosa experiencia que viví con mi hija de 3 años.
Lleva carrito para bebé: Aunque Cristina aguanta muchísimo caminando, no me quise arriesgar a que se cansara, así es que llevé su carrito McLaren, que es pequeño y práctico. Los pasillos de la feria son tan amplios, que puedes maniobrarlo sin problema, aún dentro de muchos de los stands de las galerías que exhiben ahí su obra.
Llega antes de que abra la feria: Miami se desquicia en los días de Art Basel, el tráfico se pone imposible y hay estacionamientos en los que hasta pretenden cobrarte la grosera cantidad de $40 dólares por dejar tu automóvil. Si llegas antes de que abran las puertas, de todos modos encontrarás bastante gente, pero mucha menos que a mitad del día, y tus posibilidades de encontrar un estacionamiento con precio decente son muchas más.
Compra los boletos por internet: Te ahorrarás una larga fila y podrás llegar directamente a disfrutar del evento.
Almuerza bien antes de llegar y lleva snacks: A menos de que vayas con un holgado presupuesto y quieras disfrutar de los concurridos espacios para comer, mi recomendación es llegar temprano a Miami Beach, almorzar en Lincoln Road y luego dirigirte a la feria, ya que cualquier alimento o bebida que compres dentro va a ser mucho más caro que lo que puedas encontrar afuera. Los snacks que lleves sólo se pueden consumir en el área de comidas.
Sigue tú el ritmo de tu pequeño y no lo obligues a que siga el tuyo: Éste fue el punto clave de que Cristina y yo disfrutáramos tanto de la feria, ya que llegué sin expectativas y ella me fue guiando por las obras que le interesaba ver. Subida en su carrito le dije que me dijera “stop!” cuando quisiera detenerse a ver algo y funcionó muy bien. Duramos hora y media antes de salir del piso principal.
Hazle preguntas sobre la obra de arte que le interesó: Mi hija es pequeña aún por lo que nuestras “discusiones” sobre arte se basaron en qué colores veía, que figuras podía identificar, si veía caras felices o tristes. Cosas básicas que ha aprendido en su escuela.
Cuando veas que sea el momento de cambiar de actividad, dirígete a Art Kids: Este espacio que se ubica en el segundo piso y que es manejado por personal entrenado del Miami Children’s Museum es para pequeños de 4 a 12 que se pueden quedar (si la capacidad de los voluntarios lo permite) sin la supervisión de un adulto. Sin embargo, como Cristina tiene apenas 3 años decidí quedarme acompañándola. Fue una experiencia súper divertida, ya que estuvimos en una clase de arte y luego nos fuimos a varias islas en donde les estaban ofreciendo, sin costo extra, diferentes actividades.
Baja tus expectativas: La entrada más económica al centro de convenciones donde se realiza Art Basel es de $45 dólares, por lo que muchos quieren aprovecharlo al máximo. Sin embargo cuando se va con niños, ellos aguantan mucho menos. Mi filosofía fue que más vale eso que nada. ¡Ah! Dato importante: Los niños no pagan entrada.
Aquí les dejo una fotogalería de nuestro día en Art Basel.
Nuestro recorrido lo empezamos frente a este hermoso proyector instalado en una galería suiza.
Cristina es muy pequeña para entender qué es un Picasso, pero yo me deleité al inicio viendo estas obras.
La galería también traía esta obra de Kandinsky.
Vista desde afuera de la Galería Gmurzynska.
Esta pieza del Mel Bochner era una de las que más llamaba la atención a la entrada de la exhibición.
Cristina estuvo muy atenta en todo momento.
Nos enfocamos a encontrar las figuras, formas y colores en las obras que encontraba atractivas.
En la feria se pueden encontrar desde pinturas, fotografías, esculturas hasta instalaciones.
Cristina paseando por la feria con su tío Gabriel.
El carrito fue de gran ayuda para que ella no se cansara tan rápido.
Vista general de los pasillos de la feria.
Miles de artistas, galeristas y coleccionistas se reúnen una vez al año en Miami.
Varios padres de familia disfrutaron de la feria con sus pequeños.
Esta obra en específico le llamó mucho la atención a Cristina.
En un principio le daba miedo…
Pues creaba un gran efecto de profundidad.
Aquí posando con Cristina.
Definitivamente una pieza que llamó la atención de los pequeños.
Cristina quería explorarla.
“¿Qué es?”, me preguntaba.
Aquí admirando una de las obras de arte.
Y también se dio un tiempo para descansar, en esta interesante silla.
Es una semana llena de arte y diseño.
Cristina también quiso tomar fotografías con mi cámara, aquí una de ellas.
Con esta escultura en forma de pastel se mostró muy sorprendida.
Quería tocarlo, pues pensaba que es de verdad.
Aquí una video instalación que la mantuvo atenta por varios minutos.
Cristina no se quería ir, viendo cómo el video mostraba la visión de alguien que va en transporte público en Buenos Aires.
Aquí un Frontback con la reacción de Cristina a la obra.
Y aquí otro, en el que los colores la cautivaron.
Las obras con espejos fueron de sus favoritas.
Aquí vemos un detalle.
Esta divertida pieza también nos llamó la atención.
Aquí la podemos ver en todo su contexto.
El brasileño Ernesto Neto es uno de mis favoritos, y aquí nos topamos con una de sus instalaciones.
Cristina estaba fascinada con los colores y las formas.
Aquí un detalle de la obra.
Y aquí en todo su contexto.
Esta divertida obra de Dan McCarthy también nos hizo detenernos.
Los jarrones mostraban divertidos rostros.
… que Cristina quiso imitar.
Aquí un detalle de los jarrones.
Más espejos…
Esta obra le gustó especialmente a Cristina, pues podíamos identificar muy fácilmente las formas y los colores.
Una vista más general.
Cual obra de arte viviente, este hombre recorría los pasillos. Cristina me pidió que nos detuviéramos a verlo.
Más espejos.
Esta enorme obra también le llamó la atención por los colores.
Y esta obra con un espejo y la fotografía de una mujer resultó muy divertida.
Y ya en el espacio para los pequeños, Cristina se aseguró que su calcomanía para identificarla dijera “Queen Tina”.
Durante la clase, la maestra les explicó a los pequeños que la obra iba a estar inspirada en Kandinsky.
Cristina en realidad no entendió mucho quién era Kandinsky, pero se apresuró a pintar.
Y aunque no siguió mucho las instrucciones, dejó volar su creatividad.
Aquí vemos la pintura un poco más avanzada.
La joven maestra les mostró el árbol que iban a dibujar.
Cristina gozó combinando colores y pintando con pinceles y pintura acrílica.
El proyecto incluyó papel periódico, el cual yo le ayudé a colocar, y unas tapas de refresco para reciclar que Cristina colocó por sí misma.
Ella sola pintó dentro de la tapa.
Y quiso colocar el pegamento.
Así quedaron las obras de algunos niños.
Luego nos pasamos a otra estación en donde estuvo recortando una poca de tela.
Aún es pequeña para manejar muy bien las tijeras, pero practicó.
Luego nos fuimos a un pequeño taller de serigrafía.
Estuvo muy interesante, pero era para niños más grandes.
Por lo que terminamos aprendiendo del puntillismo con esta mariposa.
Cristina colocó pacientemente los puntos dentro de la mariposa.
Reader Comments
Me facinó el artículo, las fotos excelentes. Disfruté como si las hubiera acompañado.
¡Qué bueno! Ojalá el próximo año puedas venir con nosotras.