Primeras veces: Pedicure y masaje de pies

Hay una cosa que le encanta a Cristina y que pide todas las noches: Masaje de pies.

“Pies, mami, pies”, dice mientras se acomoda sobre mis estiradas piernas en reposo, con su cabeza en medio, y poniendo sus pies sobre mis manos para que yo le haga masaje.

Así se acomoda Cristina en las noches para que le haga masaje de pies.
Así se acomoda Cristina en las noches para que le haga masaje de pies.

Así es que este sábado frío, lluvioso y gris, en el que en mi semi-reposo no puedo hacer mucha actividad física como para haberme ido con Cristina a buscar una diversión bajo techo, en el que Manuel sigue de viaje de trabajo y en el que cruzarnos la calle para ir al parque sencillamente no era opción, pensé que era el día ideal para un mommy and me mani-pedi con masaje de pies incluido (sí, a mí también me encantan los masajes).

Así es que con el pretexto de la lluvia, del frío y de que mi cada vez más grande panza no me permite alcanzar las uñas de mis pies, nos dirigimos Cristina y yo hacia el Chinatown de la Octava Avenida de Brooklyn, a sólo unas cuadras de nuestro departamento, para ir al Supreme Nail & Spa Inc.

[Lee: La magia de la tijera china]

Como el irme a hacer pedicure no es algo que haga muy regularmente (normalmente me lo hago yo en casa), y mucho menos algo a lo que Cristina me acompañe, ella estaba muy sorprendida y hasta tímida.

¡Hasta vio de lo que se trataba!: De un masaje profesional de pies.

Yo no sé quién lo disfrutó más, si Cristina que se dejó seducir por las maravillosas manos chinas, o yo que desde mi asiento la veía cómo iba entendiendo de qué se trataba dicha actividad tan placentera.

Como no se iba a ir sólo con el masaje, y yo quería que tuviera la experiencia completa, la dejé que le pintaran las uñas de los pies. Ella misma eligió un color morado con una capa de brillitos de colores

Cuando terminaron, yo aún seguía con mi mani-pedi spa con masaje incluido, así es que su nueva amiga le ofreció dulces, le compartió una naranja, le puso caricaturas chinas en su teléfono y hasta terminaron tomándose unas selfies.

Después de nuestra relajante sesión de spa chino en un frío gris sábado brooklyniano, y camino hacia casa paramos por primera vez (para ambas) en el muy recomendado Pho Viet.

Cristina, ya con toda la seguridad de una señorita que sabe manejarse en un restaurante, pidió a la mesera que no sabía casi inglés que le trajera una bebida color rosa cuya fotografía venía en el menú. Ignoro aún que fue lo que pidió. Era una especie de bubble tea, pero sin la tapioca y con mucho colorante con sabor a fresa, que disfrutó enormemente.

Yo ordené un delicioso sandwich Banh Mi Dac Biet y un caldo de fideo Pho Ga Nurong con un exquisitamente condimentado pollo asado.

Y si bien, para Cristina fue la primera vez en un spa chino de la Octava Avenida y su primera comida vietnamita, para mí fue la primera vez que compartí con mi niña una actividad de tanta complicidad femenina.

…Y di una vez más las gracias a Dios y al universo por haberme bendecido con una hija.

Supreme Nail & Spa Inc. / 4407 8th Ave. / Brooklyn, NY / 11220

Pho Viet / 4317 B 8th Ave. / Brooklyn, N.Y / 11232

Y aquí les comparto las fotos de nuestra tarde de spa:

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Ana Cristina Enríquez

Periodista, productora, blogger.

Reader Comments

  1. almatrejo

    Me encantan las tardes de chicas, las tardes de parque, las tardes de cine…me encanta pasar tiempo con mis hijas y ahora mis nietas, espero que ellas lo disfruten también…Felicidades Ana Cristina, tu hija es muy bella y coqueta.

    • Ana Cristina Enríquez

      ¡Qué lindo, Alma! Yo por alguna razón siempre pensé que iba a tener niños, por eso no me había imaginado cómo sería la vida con una niña. La verdad, cada día que pasa agradezco más y más la bendición de tener una hija. ¡Un abrazo!

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