En el año 2018 me tomé esta imagen con la que abro este post durante la presentación en Miami de la nueva serie de Telemundo Betty en NY. En este maravilloso set de televisión que recrea a la ciudad de Nueva York adentro del Telemundo Center me apropié del escritorio de Armando Mendoza, el jefe de Betty. ¿Por qué elijo esta foto para cerrar mi 2018 y empezar el 2019? Muy pronto lo sabrán.
En el 2018 aprendí que:
1. Aunque pierdas la sonrisa, la puedes recuperar
Cristina en un accidente completamente absurdo dentro de su salón de clases perdió varios dientes y estuvo dos días internada en el hospital. Fue algo muy traumático sólo por el simple hecho de ver a una pequeña de 6 años en una cama de hospital con la boca deshecha. Aunque todavía no cantamos victoria, mi niña está como si nada. Este accidente será muy pronto cosa del pasado.
2. Hay que gradecer todo lo que mi tiroides me dio
Después de que nació Cristina mi cuello empezó a crecer desproporcionadamente. Esto se intensificó después de tener a Guillermo. Tras visitar a tres especialistas y de esperar varios años, decidí este año 2018 remover los nódulos. Afortunadamente no eran cancerígenos, pero obstruían mi respiración. Apenas desperté de la cirugía pude respirar profundamente como hacía mucho no lo hacía. Sin embargo, de tener una tiroides que funcionaba perfectamente, me encontré sin esa glándula tan importante de un día para otro.
La cirugía fue un éxito, pero ha sido un reto el encontrar la dosis mágica de medicamento que haga el trabajo de la sana y efectiva tiroides que perdí. Después de un oscuro periodo en el que viví lo que sufre una persona con bipolaridad, hoy me siento optimista y preparada para lo que venga.
3. Hay que celebrar los reencuentros
El año 2018 fue para mí un año de reencuentros. Empezando por el que tuve con mis amigas de la primaria en Nueva York. Tengo que aceptar que con un poco de miedo de cómo sería la convivencia casi 30 años después, las invité a que se quedaran en mi pequeñísimo departamento de Brooklyn. El resultado fue el darme cuenta que esos lazos que se crean en la juventud no se rompen nunca.
Otro de mis reencuentros entrañables fue el que tuve con mi amiga Cristina Moreno, quien estuvo de visita en Miami con su esposo, Eduardo. Tuve la oportunidad de pasar unos días con Cristy en mi casa. Mientras yo trabajaba, ella veía el mar, y disfrutábamos de poder estar nuevamente juntas.
El regresar a Harvard para el 80 aniversario de la Nieman Foundation fue no sólo un reencuentro con mis compañeros de ese año tan importante de mi vida, sino conmigo misma. Fue reconectarme con esa energía que me hizo lograr lo que parecía imposible.
Y por último, uno de los más lindos reencuentros fue con mi familia suiza. En 1990-91 viví un año en este hermoso país, al que sólo he vuelto una sola vez desde entonces. Por alguna razón los suizos son reacios a las redes sociales, así es que al dejar de escribir cartas fui perdiendo a mis amigos uno a uno. Fue este año cuando se me ocurrió buscarlos por WhatsApp y me llevé la grata sorpresa de encontrar a Uschi, Kurt y Simone, la familia que me acogió unos meses durante mi experiencia helvética y que ocupan un lugar muy especial en mi corazón. Hoy estamos más cerca que nunca gracias a la tecnología.
Uschi y Kurt Con Simone y Uschi en Celerina Mi primer duck face fue en 1991 en una maquina para tomar fotos con Simone.
4. Existen ocasiones que planear no funciona
Había estado planeando con todo un año de anticipación estar en la boda de mi amiga de toda la vida, Mónica. Era la primera vez que se casaba y sabía lo importante que era estar con ella. El día que tenía que tomar el avión para llegar desde Miami hasta San Blás, el coletazo final de una crisis personal que viví en este año 2018 me azotó y por alguna razón no fui capaz de subirme al avión e irme de Miami. El sexto sentido es sabio, esa decisión de quedarme me permitió arreglar muchas de las cosas que tenía pendientes. A lo lejos y con todo mi corazón, celebré la alegría de la amiga con la que comparto más etapas de la vida: la prepa, la carrera y el inicio de una vida profesional.
5. Nunca es tarde para aprender
Uno de mis más grandes logros del año 2018 fue el haber terminado con un honroso 8.8 mi certificado de 8 semanas de Big Data y Social Analytics impartido por el MIT en línea. Cuando me inscribí nunca me imaginé que iba a tener que entender cómo se codifica en Python o qué era siquiera un Jupyter Notebook. Una de las más grandes sorpresas fue darme cuenta que nunca, nunca, nunca es tarde para aprender cosas nuevas. Pero no sólo eso, que la edad y la experiencia nos ponen en una mucha mejor posición para asimilar cosas nuevas.
6. Cada amanecer es una nueva oportunidad estés en donde estés
Tuve la fortuna de vivir un año y medio frente al mar, presenciando cada uno de los amaneceres y atardeceres que la vida me regaló en esos 18 meses. Cuando dejamos ese departamento por uno también en Key Biscayne, pero no frente al mar, lo que más extrañé fue la luz que el sol me regalaba. Sin embargo, ese mismo sol se asoma por mi ventana o está listo para darme los buenos días si madrugo y camino sólo unos pasos al mar. Los amaneceres son de quienes están dispuestos a acudir a esa hermosa cita que nos regala todos los días la naturaleza.
7. Si sabes algo, compártelo
Si bien, el conocimiento adquirido tiene un valor muy grande, lo cierto es que hoy en día el compartir lo que sabemos nos posiciona como expertos en algún tema. En el mundo de las redes sociales, en el que la información está prácticamente a la mano de cualquiera el concepto de compartir lo aprendido se vuelve cada vez más valioso. Yo tuve la oportunidad de compartir y aprender de colegas periodistas en las distintas conferencias a las que me invitaron.
8. La familia es lo más importante
No importa lo que hagamos. El recordar de dónde venimos nos ayuda siempre a llegar a donde vamos. Y en mi caso, desde que me convertí en madre, tengo una cosa clarísima: lo más importante es mi familia. Trabajos vienen y van, pero mis esfuerzos profesionales y mi plan de vida siempre ha girado en torno a ellos.
9. Hay que saber cuándo es el momento de achicarse
Hay veces que uno no mide y se carga con más responsabilidades económicas que las que puede asumir. Antes de que todo se convierta en una bola de nieve que sea imposible de manejar, hay que adelantarse, ser honestos con nosotros mismos y definir con qué podemos. Eso nos pasó en este año que decidimos cambiar ese hermoso departamento alquilado frente al mar, por uno mucho más pequeño y modesto, pero que ya nos pertenece.
10. A buscar la energía para seguir adelante en nuestras raíces
Sí, las familias opinan y dicen. Cada integrante es diferente y las dinámicas cambian y evolucionan. En mi caso, y habiendo vivido casi 30 años lejos de ellos es hasta ahora que empiezo a dejarme de tomar las cosas personales y nutrirme de esa energía y amor que se puede encontrar en ella.
11. Tengo que tomarme las cosas más a la ligera
No hace mucho tenía que hacer una entrevista con Ana Bárbara. Ese caótico día pasó de todo. Me retrasaron la entrevista, la señora que me ayuda con los niños no llegó y Guillermo estaba de MUY mal humor. Bueno, pude haber cancelado, pedirle a mi jefa que se la asignara a alguien más o simplemente hacerla. Bien, pues siendo Ana Bárbara, madre de cinco hijos, me animé a hacer lo úmtimo. Lo que pudo haber sido un desastre terminó siendo una de las entrevistas más lindas que he hecho en mi carrera. Lo que salió publicado de ninguna manera refleja la complicidad que hubo entre dos madres que trabajan.
12. A mis 47 me siento más vigente y capaz que nunca
Tras removerme la tiroides y pasar por una fuerte crisis personal que me sacudió como nunca, me cuestioné desde mi valor como madre y esposa hasta el profesional. Aunque logré dentro de la oscuridad mental en la que me encontraba aprender nuevas herramientas, como leer códigos en Python o entender el complejo funcionamiento de los algoritmos, pensaba que mi edad ya no me permitiría seguir avanzando. Afortunadamente salí de ese bache fortalecida, renovada y más sabia. Pero, sobre todo, segura de que con mi experiencia y habilidad para el cambio, con mis niños más grandes y con todas las ganas, este 2019 (por cierto, mi año chino) lograré, como muchas mujeres de mi generación, reinventarme. ¡Feliz año nuevo!
Reader Comments
¡ EXCELENTE ! GRACIAS POR COMPARTIR.
ESTOY SEGURA DE QUE EL 2019 TRAERÁ LO MEJOR PARA TI.
¡Igual para ti, tía! ❤️
Cada año es intenso de diferentes maneras. Qué emoción me da seguir con esta amistad 🥰
Ya sabes, tienes una amiga inteeeeeeensa. 🤩🤩🤩
Inspiradora, como desde que te conozco. Te mando besos y otros a tus muñequitos. Y ya en temas frívolos, tengo que practicar caminar con stilettos como los tuyos 😱
¡Estos son comodísimos!
¡Son comodísimos! Te deseo un muy feliz 2019 😘😘😘
Lo sabes bien: soy tu fan y me siento muy afortunada por todo lo que me has permitido aprender de ti. …y aparte de todo:¡Te ves ESPECTACULAR! Estoy segura de que el 2019 nos traerá muchas cosas buenas.
¡Así será, Julai! El aprendizaje es mutuo. ¡Un abrazo fuerte, fuerte, fuerte! 😘😘😘
Avanza siempre!!! Un abrazo demasiado fuerte para ti hoy y siempre.
¡Gracias, Beta! Un abrazo de vuelta para ti. ¡Te extraño!
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